Los últimos cuatro años han sido particularmente retadores. El cierre de fronteras durante la pandemia, las disrupciones en las cadenas de suministro; el aumento en los fletes marítimos a la par de conflictos en oriente próximo y el oriente europeo, y la consolidación de nuevos modelos de negocio en cadenas regionales de valor y canales de distribución a través de las operaciones de comercio electrónico han puesto a prueba la capacidad de adaptación y resiliencia del comercio internacional. Las aduanas y los actores del comercio exterior se han enfrentado al reto de repensar sus estrategias y procesos para hacer frente a las nuevas realidades del mercado global.
En este contexto, es fundamental que las aduanas adopten un enfoque proactivo y flexible, aprovechando las tecnologías digitales y las mejores prácticas internacionales para simplificar y agilizar los trámites, al tiempo que fortalecen sus capacidades en su sistema de gestión de riesgos y control. De tal manera que, la colaboración estrecha entre las aduanas y otras agencias gubernamentales, de la mano con el sector privado, será clave para encontrar soluciones innovadoras y equilibradas a las necesidades actuales del mercado.
Así las cosas, al hablar de facilitación las herramientas y propuestas que se analicen para atender estos nuevos escenarios no deben perder de vista cuatro elementos característicos, los cuales han sido identificados por diversos organismos multilaterales, como la Organización Mundial del Comercio (OMC), la Organización Mundial de Aduanas (OMA) y recientemente el Fondo Monetario Internacional, detallados en estos pilares:
El camino hacia facilitar las operaciones no evade la necesidad de implementar medidas de control optimas y eficientes en la aduana a través de mecanismos de gestión de riesgo, controles posteriores al despacho, inspecciones no intrusivas, añadiendo también la aplicación y uso de nuevas tecnologías y otras herramientas descritas en el Acuerdo de Facilitación del Comercio de la OMC.
En este sentido, el proceso de modernización mediante las buenas prácticas que se busquen implementar en las aduanas debe partir desde estas perspectivas, que permitan crear medidas competitivas y de valor agregado conllevando la atracción de negocios e inclusión de la economía en las cadenas globales y regionales de valor, sin confundir estos procesos con medidas de recaudo.
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